Tómate tu tiempo
A menos que tu
personaje sufra una parálisis, no te quedes sentado en la silla que te
asignen. Apodérate de la sala y utiliza todo el espacio que tienes. Ello
no significa que debes dañar, destruir, y ni siquiera mover los objetos
dispuestos para el casting, sino que debes sentirte cómodo y sacar
provecho del espacio.
No trates de probar cuán bueno eres
Simplemente,
haz tu trabajo. Deja que todo el análisis interno que has hecho
del libreto emerja espontáneamente y sin forzarlo. Te ayudará a
transformarte en el personaje y a vivirlo con un objetivo en mente, que
es lo que los directores quieren ver.
No busques la perfección
Todos
tenemos defectos, y a veces fracasamos. Lo mismo sucede con el
personaje que interpretas. Si lo haces perfecto, sólo lo privas de
humanidad, y no es el modo de que te den el papel. Lo que buscan los
responsables del casting es un diamante en bruto, la imperfección de
alguien que es el personaje, no su mejor actuación. Quieren que el
personaje cobre vida saltando de la página, y ello significa que tienes
que ser, no actuar. Posees las herramientas para vivirlo; no necesitas
mostrar cuánto has trabajado para lograrlo. Toma conciencia de que las
herramientas son el medio de alcanzar un fin.
Durante
la entrevista y el fragmento que tengas que mostrar, deja ver tu propia
personalidad, pues eso es lo que hace único y diferente. Te recordarán
con mayor facilidad si no te conviertes en un molde del personaje para
el cual buscan un actor.
Es normal que estés nervioso
Los
directores/productores no esperan otra cosa, y si intentas ahogar tu
nerviosismo, sólo lograrás entrar en pánico. Un buen truco para estas
situaciones es convencerte de que estás nervioso, pues ocurre el mismo
fenómeno que cuando tratas de no llorar o de no reír, y lo único que
consigues es que lágrimas o risas se vuelvan incontrolables. Y, al
revés, si tratas de llorar o reír, nada sucede. Permítete los nervios;
son legítimos, dados que una audición puede infundir temor. Afírmate en
el trabajo de que hiciste. La aceptación de tus nervios arrasa con la
parte que te paraliza y deja la que resulta positiva y útil para tu
desempeño.
No te dejes engañar por comentarios amables
Si
siempre quedas en segundo lugar, o no vuelven a llamarte, no te dejes
engañar por los comentarios amables que se hacen en los castings, pues
los encargados no están allí para asumir el rol materno y decirte la
verdad. A menudo, con los mejores modales, van a despedirte diciéndote
“¡Lo hiciste muy bien!”, o “Muy interesantes tus elecciones”, o “Buen
trabajo”. En mi diccionario, estas expresiones se traducen, palabra más,
palabra menos, como “¡Sal de aquí y no vuelvas importunarme!”. Si oyes
una y otra vez que “no dabas el tipo”, significa que no eres lo bastante
bueno, lo cual indica que debes volver a recomenzar y trabajar más duro
para conseguir lo que te propones.
Haz tu trabajo
- Concentración
- Tenacidad
- Impulso
- Amor por lo que haces
- Libertad para explorar y descubrir
- Riesgo
- Apertura para continuar aprendiendo (nunca sientas que ya lo sabes todo –toma conciencia de que nunca se acaba de aprender)
- Fe en ti mismo
- Práctica intensiva del oficio
La
actuación es una forma del arte, y el arte es infinito: siempre hay
algo más que aprender, otro riesgo que explorar, otra faceta que
descubrir. Edison resumió la ecuación del éxito en 99 por ciento de
transpiración y 1 por ciento de inspiración; es decir, el talento
equivale al 1 por ciento, y el resto es trabajo y más trabajo. Aprovecha
lo que aprendiste, no tomes atajos, y no holgazanees. Cuanto más
trabajes siguiendo los pasos del método, mayor será tu satisfacción en
términos de resultados.